Para situarnos en lo que son las
celebraciones y desfiles procesionales actuales de nuestra Semana
Santa debemos retroceder hasta el año 1580, con la Hermandad de la
Vera Cruz y Stmo Cristo de la Sangre, filial de la sevillana del
mismo nombre, cuyas reglas fueron aprobadas el 1 de julio de 1580 por
el arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval.
Tenía unas reglas muy severas, cuyo
objetivo era desagraviar las ofensas que sufrió® Cristo en la cruz.
Fue su sede el Hospital de Sta María de Augusta situado en lo que
hoy es la Plaza de la Constitución. Entre sus cultos estaban el
sermón del Viernes Santo y la procesión de madrugada, así como la
celebración de la cruz de mayo. Acompañaban a Cristo crucificado
dos clases de penitentes unos vestidos con túnica blanca, cordón de
San Francisco y escudo de la Vera Cruz denominados hermanos de sangre
los cuales llevaban el torso descubierto disciplinándose durante el
recorrido.
Los denominados hermanos de luz vestían
túnica negra, alpargatas, escudo de la Vera Cruz y cordón de San
Francisco, iban iluminado a los hermanos de sangre.
En un momento indeterminado de la
historia esta Hermandad desaparece ( siglo XVII o XVIII) pero nos
deja la procesión de madrugada que ha perdurado desde entonces y la
existencia de dos tipos de penitentes, unos con túnica blanca y
otros con túnica negra.
Otra Hermandad de la que existe
constancia era la de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima
de la Soledad. Fue refundada en 1865 pero ya se conocía su
existencia al menos un siglo antes. Sus reglas establecían el culto
y cuidado a la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, la cual
alumbraban todo el año y acompañaban desde las doce del día del
Jueves Santo hasta la conclusión de las tinieblas, así como la
procesión ese mismo día por la tarde, acompañado por una banda de
música, sin penitentes, desconociéndose el momento en el que estos
se incorporan al desfile. También celebraban la circuncisión de
Jesús el primero de enero.
Otra manifestación fundamental y
característica de la Semana Santa zalameña es la Vía Sacra.
Fue instituida en 1776 por D. Gabriel
Alejandro Sanz, director de las minas. Seguramente se practicaba con
anterioridad a esta fecha, con algunas diferencias con respecto a la
Vía Sacra actual, ya que al parecer asistían hombres y mujeres
aunque separados por sacerdotes( Según J. R. Mantero, Revista
Hermandad 1976. El 8 de septiembre de 1776 se bendice la Ermita del
Santo Sepulcro como estación final del Vía Crucis. Un año más
tarde, una viuda de la localidad Dª María Hidalgo regala la imagen
de Cristo Yacente.
De las peculiaridades de la Vía Sacra destaca que solo pueden
asistir a la misma hombres, permaneciendo las mujeres en casa desde
el toque de corneta y esquila, poco después de terminar la procesión
del Santo Entierro, hasta el final del Vía Crucis. Tan solo lo
presencian aquellas que viven en el recorrido del mismo tras las
ventanas o puertas. Antiguamente se multaba de manera simbólica a
las mujeres que eran sorprendidas durante el trayecto. Otra
peculiaridad de esta Vía Sacra la constituye la existencia de quince
estaciones en lugar de las catorce habituales en otros Vía Crucis,
siendo la última la correspondiente a la Resurrección de
Jesucristo.
Otro hecho característico de nuestra
Semana Santa es la instalación del Monumento en el sagrario de la
iglesia, el cual era velado antiguamente por miembros de la Hermandad
del Stmo Sacramento.
Como sucedió con el resto de imágenes
y templos de nuestro pueblo, los Cristos y Vírgenes desaparecieron
en el incendio de julio de 1936. En los años posteriores a la guerra
la actual Hermandad de Penitencia recoge la herencia y el testigo de
las antiguas Hermandades y con nuevas imágenes, salidas de las manos
de los artistas D. Manuel Domínguez, natural de Zalamea y el
imaginero Sr. Bidón, hace que año tras año sigamos disfrutando de
nuestra Semana Santa.
De ésta nueva etapa hay que señalar
algunas novedades así como la recuperación de antiguos elementos
propios de esta celebración.
A mediados del S. XX comienza a
procesionar Ntro. Padre Jesús Cautivo en la tarde del Miércoles
Santo, en los años ochenta se le une el misterio de la Oración en
el Huerto cuyas imágenes se encuentran en la Ermita de la Divina
Pastora, pero en 1995 deja de salir por decisión de la Hermandad.
Se recupera la presencia de la Verónica
y las tres Marías en la procesión del Jueves Santo y en la de
madrugada, acompañan al Cristo de la Sangre un trío de música de
cámara dando un aire de solemnidad al desfile.
Un hecho importante es el nombramiento
de S.M. el Rey D. Juan Carlos I como hermano mayor honorario
adquiriendo el título de “Real” la Hermandad.
Una tradición desaparecida y muy
curiosa era la “Matraca”, que sustituían a las campanas desde el
Viernes Santo hasta la Resurrección del Señor. Estaba compuesta por
una cruceta de madera con unos trozos de metal parecidos a un badajo
que producían un sonido muy particular.
Una semana antes se celebra el pregón
y el solemne traslado del Cristo de la Sangre a su paso procesional.
Se está recuperando la quema de Judas
que había caído en el olvido en los últimos años. Desde el año
2002 se celebra las Cruces de Mayo organizadas por la Hermandad en la
participan gran cantidad de niños y niñas desfilando con sus pasos
teniendo una gran aceptación.
De la gastronomía de la Semana Santa
destacan las populares torrijas y la costumbre de la rosca con el
huevo el Miércoles Santo disponibles en las panaderías de la
localidad.